En el lago profundo de nuestro inconsciente permanece en estado de latencia un oscuro animal mitológico que se alimenta de lo prohibido, lo monstruoso, de nuestros deseos más primarios y borrascosos. Anida soterrado y se sostiene entre el dolor y el goce y nos define en el riesgo de la seducción.
Teresita Alfieri en Sirenas, por supuesto relaciona la seducción con la búsqueda por saciar nuestras hambres negras y dice: "La seducción es una conquista de placer deleitoso al filo de un dolor atroz, un puente de lianas colgantes, por encima del abismo y donde amamos, nos expandimos y somos felices, pero que siempre acaba cortándose en el medio, seccionando el goce para que la sed sea inextinguible, para que el dolor sea justamente esa conciencia de lo acabado, de la carencia, de la ausencia del instante grato que creíamos inmortal, conciencia del regreso al mundo rígido y severo de las leyes implacables de la cotidianeidad." (95)
En ese fragmento anida una verdad que aún no acabo de descifrar, pero que me conmueve desde mi oscuridad más profunda...
En el riesgo está el placer y el dolor, la eternidad, la vida extraordinaria, la marginalidad, la anormalidad y en estos filones siento aletear mi identidad más visceral... la que soy desgreñada, sin barnices sociales, la que se asoma en mí a través del reflejo fragmentario que me devuelve inacabadamente el otro cuando su sola presencia me incita al riesgo, al desacato... cuando el otro me transforma en Eva ante el árbol, Eva entre la dicha y el espanto, Eva instintiva, Eva anhelando conocer...
En ese juego por los márgenes se conforma mi identidad, aunque de esto no tengo ninguna certeza sino tan solo una intuición primaria e irracional que me lleva a escribir de forma caótica y desbordada, buscando ordenar, volver instante y racionalizar lo que es eterno, exuberante e intuitivo. La escritura parece ser el itinerio para arribar a mi identidad, hacerla visible ante mí, lograr que se fije en el instante previo a modificarse para tener sobre mí misma una idea más exacta que la de la caótica intuición de la/las que soy anidando en mí.
Para los eruditos y curiosos que puedan querer los datos del libro de Alfieri que incluí en mi texto:
Alfieri, Teresa; Sirenas, por supuesto, Edidiones Último reino, Buenos Aires, 1991.
A una mariposa que gira alrededor de la luz
ResponderEliminarQuedé a oscuras
para evitar el incendio de sus alas.
Tan pequeña
tan frágil
tan dorada.
Inútilmente.
Huyó
persiguiendo otra luz
para inmolarse.
-Esther de Izaguirre
El camino hacia la propia identidad es tortuoso, terrible, lleno de incógnitas sin solución. Pero no se puede dejar de transitarlo, sea como sea, cueste lo que cueste. Muchas veces se ven cosas de uno mismo que son las peores, y otras apenas se dejan entrever sin llegar a revelarse del todo. Pero siempre el balance será favorable. Te deseo éxitos al emprender el tuyo.
ResponderEliminar"Somos víctimas -pensaba yo- de un doble espejismo. Si miramos afuera y procuramos penetrar en las cosas, nuestro mundo externo pierde en solidez y acaba por disipársenos cuando llegamos a creer que no existe por sí, sino por nosotros. Pero si, convencidos de la íntima realidad, miramos adentro, entonces todo nos parece venir de afuera, y es nuestro mundo interior, nosotros mismos, lo que se desvanece. ¿Qué hacer entonces?" Antonio Machado.
ResponderEliminarQué hacer entonces? ... incendiarse las alas?